La RESILIENCIA, es una propiedad de los materiales que se define por su capacidad intrínseca de resistir el estrés, por lo que mide el grado de tolerancia frente a fuerzas de torsión, compresión, distracción, entre otras. En general, la física de materiales, considera que un material es resiliente si posee la capacidad de tolerar ser deformado antes de romperse o fragmentarse.

LA PSICOLOGÍA HA ADOPTADO EL TÉRMINO DE RESILIENCIA PARA APLICARLO A LA FORMA EN CÓMO NOS ADAPTAMOS A LAS EXPERIENCIAS DE VIDA, EN PARTICULAR A LAS EXPERIENCIAS DE ADVERSIDAD.

Frente a las experiencias de dolor mental, nuestro organismo tenderá siempre a buscar de una manera automática e intuitiva, realizar modificaciones funcionales con un objetivo; intentar encontrar una forma de adaptarnos a la realidad.

Los procesos de adaptación a la adversidad reta a toda nuestra economía psíquica y biológica; pero no siempre estas dos dimensiones trabajan en armonía para alcanzar una genuina estabilización psicofisiológica.

 Contraer una enfermedad, perder a un ser querido, quedarse sin una fuente laboral, son lamentablemente experiencias frecuentes que provocan un alto grado de disestrés que amenazan la integridad física y mental.

¿QUÉ SIGNIFICA IR MÁS ALLÁ DEL CONCEPTO DE RESILIENCIA?

Si bien aprender a tolerar el estrés y el dolor mental son cualidades deseables, no son el único objetivo, ya que al integrar la DIMENSIÓN SUBJETIVA que nos caracteriza, transformamos la necesidad de soportar el dolor mental en una oportunidad de TRASCENDENCIA; esto significa que, si logramos entender nuestra situación actual de vida -con todos sus contenidos-, podemos desarrollar la habilidad de representar una ruta para empezar a construir oportunidades reales de cambio.

Recuerda que para lograr cambiar la realidad en la que vivimos, primero tenemos que lograr:

UN PROFUNDO CAMBIO PSÍQUICO EN NUESTRO SER